martes, 1 de diciembre de 2015

EL FRIEDRICH QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO

Pocos pintores han reflejado tan bien los paisajes crepusculares, los amaneceres fríos, las soledades inmensas, como Friedrich. Quien más, quien menos, se encuentra en estos páramos alguna vez, perdido en un escaso bosque de invierno. Y está cerca, al lado de un cementerio cualquiera, con un camino que nos conduce a él guardado por dos colosos muertos.
Así son los restos de estos dos almendros, testigos de otros cultivos, ya no supervivientes. Disfrutemos de su silueta ahora que permanecen en pie. ¿Qué valor tienen?
Que se lo pregunten a Friedrich.

domingo, 25 de octubre de 2015

ÁGAVE DE LAS CUEVAS DEL SIETE

El ágave americana o pita es una especie considerada invasora actualmente. Fue introducida en la península en el siglo XVI desde Méjico oriental. La posibilidad de obtener alcohol, fibra de sisal, material de construcción o para sustentar taludes hicieron de ella una planta útil a la vez que muy ornamental.


La especie se adaptó bien, especialmente en zonas cálidas, soleadas, bien drenadas y con heladas ligeras como mucho, estas circunstancias la ha convertido en "especie invasora". Presenta el fenómeno conocido como monocarpismo, es decir, que una vez florece (a los diez años aproximadamente) la planta muere, pero deja un tallo subterráneo de unos 8 o 10 m con hijuelos de raíz. Un sistema que sujeta bien el terreno pero que amenaza con comerse a sus vecinas.
Ahora bien, aquí en Teruel, con un clima no cálido, con heladas intensas, esta especie se convierte en superviviente. En el Bajo Aragón y en el valle de Olba son más abundantes pero en la capital los escasos ejemplares resisten en laderas soleadas y protegidas. Como esta en la abrupta ladera entre San León y Las Cuevas del Siete y además está iniciando su floración. En el mapa del Atlas de las plantas alóctonas invasoras en España (Sanz, Dana y Sobrino, 2004) la ciudad de Teruel no figura como localidad afectada.


sábado, 15 de agosto de 2015

SOPHORA DEL HOSPITAL DE SAN JOSÉ


Las soforas del hospital de San José probablemente sean las pioneras de su género en la ciudad. Aunque su llegada a Europa desde la lejana China de manos del jesuita D' Incarville (que también introdujo el ailanto y la koelreuteria, todas habituales en los paseos europeos actuales) se remonta a 1747, este género lo hizo tímidamente y en jardines muy especiales. En España se cita en 1880, pero es cita, no divulgación que quizás sea ya a mediados del siglo XX. Proporcionan sombra, floración espectacular, olor delicioso y todo con un crecimiento rápido. Perfecto para ser árbol ciudadano a no ser por estar catalogado como especie alóctona invasora. Desde luego en Teruel no, hay algunos ejemplares vistosos como el del mercado, la antigua carretera de Cuenca o los desaparecidos de la subida al cementerio (y hoy rebrotados), pero nunca en tal abundancia o inoportunidad como para desplazar a otros. Y los árboles más gruesos y poderosos están en la entrada al hospital de San José. Dos inconvenientes se detectan: es una especie venenosa (pero nadie se la come) y sus frutos pegajosos ensucian el suelo al caer.
Ahora, en verano, están en flor, cuando el resto de los árboles se encargan de engordar sus frutos.
Enclave en 1957 y en la actualidad

jueves, 6 de agosto de 2015

EL CHOPO DE LA ANTIGUA FÁBRICA DE ZAPATOS TERUEL

No tenemos muchos elementos para deducir que es un chopo, ni fotos que lo hayan retratado, por no tener este árbol no tiene ni corteza; pero su porte rectilíneo, cilíndrico (casi parece un poste), su madera de estrías verticales y la blancura de su materia nos inducen a pensar que se trata de un chopo. Si está en este blog de pobres árboles singulares es porque es uno de los más pobres (pasa totalmente desapercibido) y el más parecido a lo más singular, el uno. 
Alguien debió de pensar que sus raíces dañaban al edificio que en otro momento fuera una fábrica de zapatos (quizás construido a la vez que la plaza de toros hacia 1935) o que su sombra era excesiva, el caso es que aquí lo tenemos muerto y desnudo cuando todavía era un árbol joven. Plantea el enigma de por qué se le ha "amnistiado", sin uso, sin utilidad, sin presencia, como un tótem mudo y descarnado. Un árbol ahorcado.

martes, 4 de agosto de 2015

CUANDO LOS ÁRBOLES TE ACOMPAÑABAN EN EL CAMINO II (CARRETERA DE VALENCIA)


Las imágenes que Kati Horna captó el 24 de diciembre de 1937 nos hablan del dolor y del desarraigo que tanto marcaron a quienes lo sufrieron. Era Nochebuena y Teruel estaba en guerra. Salir de casa, con lo poco que se podía (o tenía), afrontar un camino no deseado, mujeres, niños, ancianos y, en menor medida hombres como es lógico, es lo que vemos en estas fotografías. 
La niebla de la mañana ya ha levantado (tal como sabemos que hubo ese día por el estudio de Vicente Aupí) y, aunque la temperatura máxima fue de 4º C, el sol dibuja las sombras de la tarde. Los olmos que marcaban la salida de la ciudad tienen el papel, en estas fotos, de recordarnos el invierno y de mostrar que todavía no se habían alejado de la población. Marcados por esa franja blanca venían a subrayar el itinerario y su presencia para la posible circulación.

domingo, 26 de julio de 2015

CUANDO LOS ÁRBOLES TE ACOMPAÑABAN EN EL CAMINO (CARRETERA DE ALCAÑIZ)



Salir de la ciudad, hacia Valencia, Zaragoza, Cuenca o Alcañiz, era un recorrido verde que preparaba la transición hacia el campo. Olmos, plátanos, chopos o acacias daban sombra y solemnidad al comienzo o fin del viaje. De aquellos árboles casi no quedan vestigios, o son sus hijos rebrotados que intentan pervivir en la casa de sus antepasados. Aquí se ven los que conducían la carretera de Alcañiz, unos olmos frondosos de los que quedan pocos signos y sí agradecimiento en la memoria de la sombra que nos cobijaba.

lunes, 22 de junio de 2015

ACACIAS EN TALUD


Las acacias del trazado del ferrocarril han sido elementos básicos en el paisaje ferroviario y no por sus valores ornamentales sino por la función que todavía hoy cumplen.

lunes, 15 de junio de 2015

JARDÍN DE MUÑOZ

 
Ahora en el centro de la ciudad, antes en la periferia de la calle Dolores Romero, este jardín de árboles altos es un pequeño oasis en la expansión de la ciudad hacia el barrio de las Estaciones como se denominaba antes. Nada queda de sus edificaciones pero sí el crecimiento lento de abetos, pinos y tejos en un terreno escalonado.


domingo, 7 de junio de 2015

EL MEMBRILLERO DE LOS MOLINOS

Decía Andrés Laguna en 1555, comentando a Dioscórides, que "los membrillos fueron la primera vez traídos a Italia, de una villa de Creta, llamada Cydon, de donde vinieron después a llamarse Mala Cydonia, aunque algunos la llaman también Cetonea". La denominación actual es Cydonia oblonga.
Este árbol se encuentra en la esquina que inicia la Cuesta de los Molinos. La cercanía de una acequia justifica el desarrollo y la hermosa floración de cada año.

lunes, 1 de junio de 2015

UN NOGAL ENTRE AILANTOS


Al lado del ailanto imposible de la anterior entrada se encuentra otro incauto que da sombra en la acera de la carretera de Alcañiz: un nogal que se extiende hacia afuera y crea la bóveda que tantos apreciamos.

sábado, 30 de mayo de 2015

AILANTOS IMPOSIBLES

Estos esbeltos ailantos han visto la luz tras ser demolido el edificio de la Federación. Intuimos que la verán por poco tiempo.
 Sin tierra, sin nutrientes, apoyados en la muralla y verdeando la línea del muro. 
 Este ailanto se abre paso desde hace muchos años y ha llegado al límite de sus posibilidades estrangulado entre las piedras de un muro de contención en la carretera de Alcañiz.
 El ailanto ventanero sigue su desarrollo.



miércoles, 20 de mayo de 2015

LA ACACIA DE ADULTOS, TIEMPO ATRÁS


A través de esta fotografía de Agustín Sanz Vituri, ese incansable y entusiasta investigador del entorno y de las personas, podemos comparar el estado de la única acacia que queda de otros tiempos con su situación allá por los años 70 (quizás, sobre todo por el vehículo aparcado). Su alto porte e igual distribución de ramas nos inducen a pensar que ya llevaba un tiempo creciendo para dar sombra y hermosura a este edificio educativo que tuvo denominación nobiliaria (condesa de Marín, María de los Ángeles Mellado, esposa de José Ibáñez Martín).

sábado, 16 de mayo de 2015

EL FRESNO DE LA ANDAQUILLA


Lejos de los cauces de ríos o acequias, que son su compañía deseada, se ubica este fresno aislado en la empinada cuesta de la Andaquilla. Casi sin alcorque, en una tierra inhóspita y poco nutritiva pero vigoroso y renovado después de una poda profunda, nos habla de su singularidad y sorprende al caminante cuando en la pendiente solo encuentra apoyo visual en las piedras.
Estos árboles de hojas opuestas e impares (de la familia del olivo), de abundante fruto en forma de samara, cuentan con una madera resistente, de color rosa pálido, que les hace propicios para la elaboración de objetos delicados como guitarras, aperos de labranza o arcos. Las cualidades que presenta esta madera son: elasticidad, dureza y una fibra recta. Este valor y la belleza de su porte le ha valido el apelativo de Venus de los bosques. Para los celtas es uno de los tres árboles más importantes junto al roble y el espino.
Como su longevidad se estima que puede llegar a superar los 200 años, esperamos que este ejemplar sea capaz de aguantar aunque sea una vida en solitario. Por ahora tiene unos 8 metros y un diámetro de tronco de 119 cm.
Se puede identificar como Fraxinus angustifolia porque el número de dientes en los foliolos es igual al número de nervios secundarios, tal como podemos observar en esta foto en negativo de uno de los foliolos.